F-16 Argentina

En AVIAGEEK siempre hemos tenido un ojo en el cielo, y 2025 nos está dando razones para mirar con emoción hacia Argentina. Después de años sin un caza supersónico, la Fuerza Aérea Argentina (FAA) está de vuelta en el juego con la llegada de los F-16 Fighting Falcon, comprados a Dinamarca. No es solo una adquisición; es un renacimiento para la aviación militar argentina. Vamos a despegarnos un rato y ver qué significa este momento histórico.

Una espera que termina

Desde que los últimos Mirage III y V se retiraron en 2015, Argentina se quedó sin aviones capaces de romper la barrera del sonido. Los A-4AR Fightinghawk hicieron lo que pudieron, pero eran reliquias de otra era. La FAA necesitaba algo moderno, ágil y letal, y tras mucho debate (¿JF-17 chino o F-16 occidental?), el gobierno de Javier Milei selló el trato con Dinamarca en abril de 2024: 24 F-16A/B MLU por unos 300 millones de dólares, más un extra de apoyo logístico que eleva el total a unos 650 millones. No es barato, pero es un salto enorme.

El primer F-16B, un modelo biplaza para entrenamiento, llegó desarmado en diciembre de 2024 a bordo de dos KC-130H Hercules argentinos. Lo ensamblaron en la VI Brigada Aérea de Tandil, y el 24 de febrero de 2025, lo presentaron en una ceremonia que marcó el regreso del rugido supersónico al país. Los otros 24 llegarán en lotes desde finales de 2025 hasta 2028, piloteados por daneses y con apoyo de tanqueros de la USAF en el viaje desde Aalborg a Argentina.

¿Qué traen estos F-16?

Estos no son F-16 recién salidos de fábrica, sino veteranos de la Royal Danish Air Force, modernizados al estándar MLU (Mid-Life Update). La mayoría son Block 15, con algunos Block 10 como el primero que llegó. Aunque nacieron en los 70 y 80, el MLU los trajo al siglo XXI: radares mejorados (AN/APG-66), sistemas de guerra electrónica, y compatibilidad con armamento moderno como misiles AIM-9 Sidewinder y bombas guiadas. No son F-35, pero para Argentina, que venía de cero, son un cambio brutal.

El F-16 es un clásico: ágil, versátil y con un motor Pratt & Whitney F100 que lo lleva a Mach 2. Pesa unas 8 toneladas vacío, sube a 19 con carga completa, y tiene un alcance de unos 4,200 km con tanques externos. Para la FAA, significa patrullar fronteras, interceptar amenazas y, si hace falta, proyectar fuerza en la región. Dinamarca los dio de baja porque ya tiene F-35, pero para Argentina son un tesoro.

El camino desde Dinamarca

La historia de cómo llegaron estos aviones es casi tan interesante como los F-16 mismos. Dinamarca tenía 43 en su flota; 19 se los dio a Ucrania para su guerra contra Rusia, y los 24 restantes los puso en venta. Argentina compitió con el JF-17 chino, pero EE.UU. y el Reino Unido (que siempre tiene un ojo en las compras argentinas por el tema Malvinas) empujaron por el F-16. Washington aprobó la venta y hasta financió parte, viendo a Argentina como un aliado clave en Sudamérica.

El primer F-16B (ET-210) no vuela: es para entrenar pilotos y técnicos en Tandil. Los operativos llegarán en cuatro tandas de seis, empezando en diciembre de 2025. Mientras, la FAA está invirtiendo en hangares nuevos, un centro de mantenimiento y simuladores. Es un esfuerzo grande para un país que lleva décadas con las Fuerzas Armadas relegadas, pero parece que esta vez va en serio.

¿Qué cambia para Argentina?

Tener F-16 no es solo un tema de hardware; es un mensaje. Después de años de abandono, la FAA recupera capacidad supersónica y se pone a la par de vecinos como Chile (que tiene F-16 desde 2006) o Brasil (con sus Gripen en camino). No es una carrera armamentista, pero sí una señal de que Argentina quiere defender su espacio aéreo con algo más que buenas intenciones.

En lo práctico, estos F-16 pueden patrullar el Atlántico Sur, vigilar el espacio aéreo del Cono Sur y, en teoría, apoyar misiones de la ONU si Argentina se suma como socio global de la OTAN, algo que está en conversación. También traen un desafío: mantenerlos volando cuesta caro (unos $15,000 por hora de vuelo), y la FAA deberá demostrar que puede sostenerlos.

Un nuevo capítulo en el cielo

Para los que seguimos la aviación en AVIAGEEK, ver a Argentina con F-16 es como un regalo inesperado. El 24 de febrero, cuando ese primer F-16B brilló "bajo el sol" de Tandil, fue un guiño a los viejos tiempos de los Mirage, pero con un pie en el futuro. No son aviones nuevos, pero están lejos de ser "chatarra" cómo algunos dicen: están modernizados, probados y listos para rugir.

Queda ver cómo se integran a la FAA y si el país logra el sueño de sumar tanqueros para extender su alcance (se habla de KC-130 o algo más grande). Por ahora, el cielo argentino tiene un nuevo sonido, y en AVIAGEEK no podemos esperar a verlos en acción.

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